El asunto de cómo y cuándo el domingo, primer día de la semana, fue aceptado por la gran mayoría de los cristianos como el día del Señor, en lugar del sábado, séptimo día de la semana, ha sido por muchos años motivo de controversia. El sábado fue ordenado por Dios en el cuarto mandamiento de la ley moral, según las Sagradas Escrituras en Éxodo 20:8-11.

En estos últimos días muchas investigaciones están haciendo un replanteamiento a este intrincado problema. Los actuales esfuerzos por encontrar un asidero bíblico e histórico del origen del domingo como día de reposo nos muestran a las claras la intención de volver a dar vigencia y validez en este tiempo, condicionado por las presiones sociales, económicas, políticas y religiosas que amenazan su permanencia.

El origen del domingo

Para el año 135 d.C. el emperador romano Adriano puso fin a la segunda revolución judía encabezada por Barkekoba (132-135 d.C.), y convirtió a Jerusalén en una colonia romana. Todos los judíos, aun los que habían aceptado el cristianismo fueron desterrados de su país. El Emperador emitió una serie de leyes que prohibían las prácticas que caracterizaban el judaísmo, tales como la circuncisión, y muy particularmente la de la observancia del sábado.

Esta medida anti-judía dio origen a la literatura cristiana de ataque a los judíos para hacer constar su separación y condena del judaísmo. Históricamente hay indicios de que la observancia del domingo comenzó a introducirse por un esfuerzo de los cristianos en establecer su diferencia de los judíos. La ruptura de toda conexión del cristianismo con el judaísmo, dio apertura a nuevas festividades, entre ellas el domingo.
La iglesia de Jesucristo a partir del año 135 d.C., perdió su prestigio religioso y casi desapareció, por tal motivo no es ella la impulsora de tan importante cambio. La iglesia que reunía todas las ventajas para promover dicha sustitución del sábado por el domingo era la iglesia de Roma. La iglesia romana por estar en la capital del Imperio estaba en condiciones sociales, religiosas y políticas de producir el cambio.
La iglesia de Roma estaba conformada principalmente de miembros de origen pagano (Romanos 1:13-15; 11:13). En el año 64 d.C. Nerón, al acusar a los cristianos de incendiarios revela claramente que él distinguía muy bien entre judíos y paganos. Este distanciamiento entre cristianos y judíos se produjo primeramente en Roma antes que en Palestina, y esto establece la posibilidad de que el domingo como día de culto se hubiese introducido como un importante elemento diferenciador.


Relación entre Roma y los judíos de aquel tiempo

1. Entre los años 66 y 70 d.C. se produjo la primera sublevación judía contra Roma. Según los historiadores de ese tiempo más de un millón de judíos fueron ejecutados sólo en Palestina entre las dos guerras (70 y 135 d.C.).
2. El emperador Vespaciano (69 - 79 d.C.) abolió el Sanedrín y el sumo sacerdocio.
3. Adriano hacia el año 135 d.C. prohibió las prácticas del judaísmo y en especial la observancia del sábado.
4. Vespaciano introdujo los impuestos discriminatorios para los judíos.
5. Domiciano incrementó los impuestos a los judíos (81-96 d.C.).
6. Posteriormente Adriano hizo otro incremento de impuestos a los judíos (117-138 d.C.).

Estas medidas se hicieron sentir en Roma según los comentarios anti-judíos de Séneca (m. 65 d.C.), Percio (36-62 d.C.), Petronio (hacia el 66), Quintiliano (35-100), Marcial (40-104 d.C.), Plutarco (46-119 d.C.), Juvenal (hacia 125 d.C.) y Tácito (55-120 d.C.), todos éstos residenciados en Roma. Sus escritos denigran de los judíos, en sus características sociales y culturales, ridiculizan particularmente la observancia del sábado y la circuncisión como prácticas supersticiosas y degradantes.

La iglesia de Roma fue el centro donde se desarrolló el proceso de cambio. Se tomaron medidas que indujeran a los cristianos a abandonar el sábado y a adoptar el domingo. Se destacan tres medidas: teológica, social y litúrgica. Teológicamente el sábado ya no es reconocido como un mandamiento para el hombre en general, sino tan sólo para la raza judía y se conceptuó como un precepto mosaico que, según Justiniano Mártir, Dios había impuesto exclusivamente a los judíos "como una señal que los marcase en castigo merecido por sus muchas infidelidades" (Justino Mártir, “Diálogo con Trifón”, 23, 3 cf. 29, 3; 16, 1; 21.1). Socialmente, el sábado que se celebraba tradicionalmente con alegría y banquetes, fue convertido en día de ayuno y penitencia.

El obispo Silvestre escribió que el ayuno del sábado tenía como objetivo "demostrar su desprecio por los judíos y por su celebración del sábado" (S.R.E. Humbert, “Adversus Graecorium Calumnias” 6, PL 143, 933). El desagrado y malestar resultantes del ayuno tenían como fin evitar a los cristianos "la apariencia de guardar el sábado con los judíos" (Victorinus hacia 304, “De fábrica mundi” 5 CSEL, 49, 5), y ayudarles a entrar con más anhelo y alegría en la observancia del domingo. Litúrgicamente, el sábado pasó a ser un día secular en el que no se permitía ni siquiera celebrar la eucaristía ya que participar del pan y el vino, de los emblemas, hubiese sido quebrantar el ayuno (el papa Inocencio I, 402-417, “Ad. Dicentium”, Epíst. 25, 4, 7 PL. 20, 555).
Eusebio, obispo de Cesarea (260-340 d.C.), afirma que el domingo de resurrección "es una tradición apostólica que ha prevalecido hasta el tiempo presente". Él hace remontar la idea de que el domingo de resurrección "viene de los apóstoles", a un concilio que había sesionado hacia el año 198 a petición del obispo romano Víctor (Eusebio, “Historia Eclesiástica” 5, 23, 1 y 5, 25, 1). Con sus afirmaciones y su posición, Eusebio ha logrado que algunos historiadores acepten el error de que la celebración del domingo es de origen apostólico.


La adoración del sol y el origen del domingo

Las condiciones sociales, políticas y religiosas imperantes en ese tiempo explican por qué el abandono de la observancia del sábado, pero no nos dicen por qué se hizo la elección del domingo como sustituto y no cualquier otro día de la semana. La respuesta la encontramos en el florecimiento del culto al sol y en el apogeo del "día del sol" tomando la primera posición entre los días de la semana.

El factor más importante que contribuyó a la propagación del culto al sol fue la identificación del emperador con el dios-sol, así como su culto, acogido por consideraciones políticas y por las tradiciones religiosas relacionadas con el culto al "Sol-Rey" muy en boga en el Oriente (Frans Curmont, “The Ministries of Mithra”, 1956, Pág. 101). La gran popularidad del culto al sol originó un cambio de mucha trascendencia en la secuencia de los días de la semana.

El ciclo semanal de siete días había sido adoptado por el Imperio Romano en el primer siglo de la Era Cristiana. Para aquella época los días de la semana fueron nominados con los nombres de los planetas: Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Domingo en inglés es "Sunday" que significa día del sol; Marte para martes; Mercurio para miércoles ; Júpiter para jueves ; Venus para viernes ; y Saturno para sábado.

Conclusión
El cambio del sábado por el domingo no se produjo en la iglesia cristiana de Jerusalén por iniciativa de los apóstoles para conmemorar la resurrección de Cristo, sino en la iglesia cristiana de Roma formada por miembros paganos a comienzos del siglo II d.C. y como resultado de un concurso de circunstancias políticas, sociales y religiosas.
El hecho de que la observancia del domingo se origine en conveniencias políticas, sociales y religiosas y no de una revelación bíblica, es un gran obstáculo que los dirigentes religiosos han encontrado para darle solidez a su argumentación teológica en contra del sábado. El propósito de este estudio es que tú descubras la vivencia personal del significado, las funciones y las bendiciones del sábado, séptimo día de la semana, ordenado por Dios en la revelación bíblica; un día cuyo propósito es reposar, adorar, confraternizar y servir a los demás. En este estudio puedes comprender que el principal objetivo del sábado es que descanses de tus trabajos diarios para que puedas hallar reposo en Dios.
Al liberarte de tus ocupaciones laborales, el sábado te da tiempo para Dios, para ti mismo y para los demás, y te permite disfrutar a la vez de la presencia divina y de la fraternidad humana. En esencia, la diferencia entre el sábado y el domingo no está solo en el nombre o en el orden numérico. Es una diferencia de autoridad, de significado y de experiencia. Es una diferencia entre lo establecido por Dios y lo establecido por el hombre. Aceptar el sábado es aceptar la autoridad de Dios. ¿La aceptarás tú?

Ley de Diós como fué cambiada

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